Para todo
conocedor de la cultura skinhead, quizás sea algo repetitivo encontrar este
articulo en un zine, pero la realidad es que los tiempos han cambiado: muchos
intentamos seguir manteniendo el mismo espíritu y costumbres de los 70’y 80’s,
pero otros muchos se empeñan en desvirtuarlo, modificando las raíces de este
gran movimiento. De principio a fin siempre fueron los boneheads y sus
“amiguitos de la prensa” quienes se permitieron el lujo de denominar al Oi!
música para blancos o en el peor de los casos, música para nazis. Jodieron la
escena introduciendo valores que no eran propios de un cabeza rapada, vetando
así a la sociedad la visión de una cultura multirracial, obrera y emprendedora;
porque otra cosa no, pero sino fuera por nosotros mismos el movimiento no
hubiera perpetuado.
No vamos a ser
hipócritas y pensar que por aquella época en Gran Bretaña las canciones de
culto a la violencia, el descontrol, las juergas o el fútbol estaban relegadas
al sector RAC o White Power, todo grupo de Streetpunk o en su defecto de Oi!
tocaba esta temática, quizás muchos la usaban de relleno completando su setlist
más concienciado con los problemas de la época, u otros simplemente tocaban lo
mismo cegados por alcanzar más popularidad entre la juventud. Pero si algo hay
que recordar, es que durante mediados de los 70’s un sector importante de la
juventud fue skin, punk, herbet o mod; en contra de esa formalidad y fidelidad
a la bandera que predicaba la ya difunta Margarette Tacher.
The Clash actuando en el R.A.R.